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Nunca te des por vencido

El alma dolorida de la esclavitud

 Después de haber tratado a millones de humanos como animales de carga, asesinando sus almas, las almas de aquellas personas que nunca les escucharon, las almas de aquellas personas condenadas por los otros humanos sin juicio, al dolor de la esclavitud, lloraban sangre desde lo más profundo de su interior y nadie luchó por ellos, después de años y años de injusticia, donde la sociedad los ignoraba y sólo eran mano de obra, simplemente mano de obra, después de tanto tiempo de dolor llegó un hombre y no fue capaz de hablar claro, en contra del pensamiento de la sociedad, en contra de una sociedad injusta habló de la injusticia y la coloreó como lo justo,

Justicia y Derecho, ¿cuando llegarán a ponerse deacuerdo? 

 Todos los días que amanece el nuevo día hay esclavitud, desde los niños asiáticos que trabajan intensas jornadas laborales en fábricas con apenas luz, hasta las mujeres obligadas por sus proxenetas a acostarse con muchos energúmenos cada día, …

 ¿Por qué permitimos tales salvajadas? 

 No vemos la realidad, la ignoramos, estamos en una sociedad donde se dedican a montar teatros donde representan obras magníficas, con unos decorados preciosos, y representan obras como “La declaración Universal de los derechos humanos”, todos los actores celebran el éxito de la función, se tiran una foto todos juntos y al día siguiente no se acuerdan de la obra porque siguen con el pan duro de cada día, la injusticia.

 

 Todo seguirá igual y nada cambiará, desde las multinacionales que compran el café a países donde su monocultivo está impuesto por las políticas del FMI, las cuales años más tarde han reconocido que eran erróneas, incluso por prestigiosos economistas reconocidos mundialmente, no hay una conciencia por parte de la sociedad, cuando vamos a la cafetería de nuestro edificio no pedimos un café de comercio justo, porque es más caro, preferimos pagar un poquito menos y contribuir a que niños tengan que pasarse el día entero en un campo de café recogiendo con sus propias pequeñas manos, aquellos mismos granos que podemos ver en el recipiente de la cafetería, granos mal pagados a niños que no van a la escuela porque gracias al FMI sus países no pueden pagar la educación pública, y sólo los niños que sus padres les pagan la escuela pueden ir, muy pocos, seguramente los padres de estos trabajan en los campos de café de comercio justo y gracias a su sueldo justo pueden enviar sus hijos a la escuela, estos niños podrán jugar con juguetes, aprender a sumar, leer y por encima de todo aprenderán a escribir su nombre, ver los ojos de un niño aprender a escribir su nombre es lo más bonito que hay en este mundo.

 

 La esclavitud aún hoy respira entre nosotros, desde el café que nos tomamos por la mañana, impregnado de sangre de un niño que su único juego es jugar a ser adulto, hasta los zapatos de marca cosidos por un niña de seis años encadenada a su puesto de esclavitud, y que decir de esa niña esclavizada de diez años que tiene que vender su cuerpo a energúmenos de nuestra sociedad que su afición es el turismo sexual.

 

 Las cadenas de la esclavitud no se las ponen ellos, nadie envía su hija de diez años a prostituirse, nadie envía su hijo de siete años a trabajar a una mina de carbón, todas esas cadenas son el resultado del sistema capitalista, la esclavitud aún respira el mismo aire que nosotros y nosotros somos los que sujetamos las cadenas de la esclavitud, cuando compramos el café del esclavo, engrasamos las cadenas para que cuando él ya no pueda más podamos encadenar a sus hijos, nosotros somos los que compramos la ropa que cosen los esclavos, nosotros somos los que vamos a un burdel y a cambio de unos sucios billetes esclavizamos a una niña para satisfacer nuestros deseos carnales, como debe ser el amanecer de esta niña sabiendo que hoy va a ser violada, sodomizada y utilizada por veinte energúmenos que sólo van a utilizarla para correrse en las entrañas de la vida, para correrse en su dignidad, para destruir su alma.

 

 Hasta que no rompamos las cadenas habrá la esclavitud, y no en países lejanos sino cerca de nuestra alma, la misma que hemos destruido a todos los seres humanos que hemos sometido a la esclavitud, a pesar de todo, sueño que llegará el día donde todos los niños sabrán escribir su nombre y la esclavitud será una palabra que nadie conocerá.

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